Durante la práctica que hemos realizado hoy en el aula hemos reflexionado acerca de la forma de fomentar la formación profesional y su relación con el crecimiento económico. Si bien es cierto, a mi grupo nos ha resultado difícil dado el desconocimiento que tenemos sobre el este tipo de enseñanza. Sin embargo, gracias no sólo a la reflexión realizada en el aula por mis compañeras de grupo, sino sobre todo, por la ayuda del resto de compañeros hemos podido llegar a algunas cuestiones para fomentar este tipo de formación. Basándonos en nuestra propia reflexión y comparándola con las propuestas establecidas en los "Objetivos de la educación para la década 2010-2020" realizada por el Consejo de Ministros hemos podido observar ligeras diferencias entre ambas propuestas.
En primer lugar, hacer aún más flexible la cualificación que se oferta en dichos grados medios o superiores, dado que el mercado laboral es un mundo que cambia cada vez a más velocidad. La formación profesional debería otorgar al alumno una serie de capacidades que favorecieran su adaptación. Una propuesta cercana a la realizada por el Consejo de Ministros que tienen como objetivo que estos estudios sean los que verdaderamente favorezcan el crecimiento económico, no sólo a nivel nacional sino internacional. Un objetivo, cuanto menos ambicioso, pero en el que la Unión Europea debería hacer hincapié para poder ser una opción viable.
En segundo lugar, proponemos que se realice una planificación estatal que garantice cubrir algunos sectores profesionales que demandan más personal, pudiendo de esta forma favorecer un crecimiento del sector económico estatal claramente estudiado y planificado. Dentro de esta propuesta podemos llegar a enmarcar el objetivo a alcanzar en 2020 que busca innovar en los sectores tradicionales y amoldarlos al mercado.
Por otra parte, creemos que la formación profesional debe nutrirse también de las personas que forman el amplio sector del "fracaso escolar", como una forma de dar salida a toda estas personas y por tanto evitar su exclusión social.
Otras de las propuestas que hemos realizado y que no se encuentran dentro de los objetivos de la educación que debemos alcanzar en 2020 son:
Mejorar la valoración social de la F.P. emulando a algunos países europeos que ya llevan a cabo esta forma de actuación. Para ello, debemos ser conscientes como los grados medios y superiores se conforman como un medio para llegar al fin de conseguir insertarse en el mercado laboral y por tanto revalorizarse, a diferencia de las carreras universitarias.
Por último, no debemos olvidar que se debe mejorar los centros donde se imparten estas titulaciones, así como los medios materiales. Esta formación debe sacarse de los institutos para introducirlos dentro de un espacio separado al igual que las titulaciones universitarias. De esta forma la concepción social de esta formación aumentaría.
Si bien es cierto, aunque estas propuestas no fueron contempladas por el Consejo de Ministros en 2010 debemos tener en cuenta que la última propuesta que se nos presenta es una mayor conexión entre los grados superiores, la formación universitaria y la prácticas empresariales logrando mezclar la formación práctica, la investigación y la innovación.
En definitiva, objetivos ambiciosos que parecen haber caído en el olvido a lo largo de esta década. Los cambios de gobierno y la inestabilidad política que España lleva viviendo en los últimos años, no han favorecido un impulso de medidas estatales para algo fundamental y transversal como lo es la educación. Habrá que esperar por tanto a ver si se logra revertir la mentalidad partidista para poder avanzar hacia un futuro mejor.
En primer lugar, hacer aún más flexible la cualificación que se oferta en dichos grados medios o superiores, dado que el mercado laboral es un mundo que cambia cada vez a más velocidad. La formación profesional debería otorgar al alumno una serie de capacidades que favorecieran su adaptación. Una propuesta cercana a la realizada por el Consejo de Ministros que tienen como objetivo que estos estudios sean los que verdaderamente favorezcan el crecimiento económico, no sólo a nivel nacional sino internacional. Un objetivo, cuanto menos ambicioso, pero en el que la Unión Europea debería hacer hincapié para poder ser una opción viable.
En segundo lugar, proponemos que se realice una planificación estatal que garantice cubrir algunos sectores profesionales que demandan más personal, pudiendo de esta forma favorecer un crecimiento del sector económico estatal claramente estudiado y planificado. Dentro de esta propuesta podemos llegar a enmarcar el objetivo a alcanzar en 2020 que busca innovar en los sectores tradicionales y amoldarlos al mercado.
Por otra parte, creemos que la formación profesional debe nutrirse también de las personas que forman el amplio sector del "fracaso escolar", como una forma de dar salida a toda estas personas y por tanto evitar su exclusión social.
Otras de las propuestas que hemos realizado y que no se encuentran dentro de los objetivos de la educación que debemos alcanzar en 2020 son:
Mejorar la valoración social de la F.P. emulando a algunos países europeos que ya llevan a cabo esta forma de actuación. Para ello, debemos ser conscientes como los grados medios y superiores se conforman como un medio para llegar al fin de conseguir insertarse en el mercado laboral y por tanto revalorizarse, a diferencia de las carreras universitarias.
Por último, no debemos olvidar que se debe mejorar los centros donde se imparten estas titulaciones, así como los medios materiales. Esta formación debe sacarse de los institutos para introducirlos dentro de un espacio separado al igual que las titulaciones universitarias. De esta forma la concepción social de esta formación aumentaría.
Si bien es cierto, aunque estas propuestas no fueron contempladas por el Consejo de Ministros en 2010 debemos tener en cuenta que la última propuesta que se nos presenta es una mayor conexión entre los grados superiores, la formación universitaria y la prácticas empresariales logrando mezclar la formación práctica, la investigación y la innovación.
En definitiva, objetivos ambiciosos que parecen haber caído en el olvido a lo largo de esta década. Los cambios de gobierno y la inestabilidad política que España lleva viviendo en los últimos años, no han favorecido un impulso de medidas estatales para algo fundamental y transversal como lo es la educación. Habrá que esperar por tanto a ver si se logra revertir la mentalidad partidista para poder avanzar hacia un futuro mejor.
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