Participo, participas, participa, participamos, participáis, participan

El blog de hoy tratará sobre el temido mundo (sobre todo para una persona que se está preparando para participar en él) de los Consejos escolares. El mundo de la participación escolar es un mundo aparentemente complejo, aunque permite la relación entre el centro como institución y el resto de personas que en él participan padres, profesores y alumnos.
El centro educativo debe ser un mundo de interrelación entre todos los personajes que lo conforman, director, jefe de estudios, profesores, PAS, AMPA y representante de alumnos, todos ellos se dan cita en los llamados Consejos Escolares. Este consejo es un órgano de gobierno de los centros. 
El encuentro en este tipo de organismo, es del todo complejo, la confrontación de opiniones y ópticas tan diversas debería dar lugar a un enriquecimiento del funcionamiento del centro. A pesar de lo que se puede pretender los problemas que un centro genera en sí mismo, además la escasa participación en ellos del alumnado responde a una actitud general de este. 



Por ello, la participación de los educandos es algo crucial. Cierto es que la falta de motivación parece algo claro dentro de las aulas. Ante esta situación el docente debe favorecer el interés de estos individuos algo ciertamente complicado, ya que para que esta comunicación profesor-alumno se dé dentro de la clase debe haber algunos factores fundamentales como lo son: querer, saber y poder. También la participación favorece: la implicación del individuo dentro del grupo, dialogar y cooperar en equipo es algo fundamental no sólo para la motivación del alumnado dentro de la materia sino también para favorecer la integración dentro del grupo. . Para que esto se pueda desarrollar el docente debe propiciar las situaciones ideales para llevarse acabo como lo son actividades como murales  u otras dinámicas de grupo para que comience a calar en el ideario del alumnado la importancia de la participación. 
Asimismo, la involucración del alumnado dentro de la clase depende en gran medida en la psicología del individuo. Si una parte del alumnado posee una autoestima baja su participación va a ser casi inexistente. Por tanto, el problema de las autoestimas entre los adolescentes es un escollo en el ideal de una clase participativa y motivada y con ello debe contar el docente. Al fin y al cabo cuando un profesor se enfrenta a una clase nueva es un desconocido enfrentándose a 25 adolescentes diferentes con contextos diferentes y problemas diferentes, que les une durante una hora la docencia de un mismo profesor en un aula. No se nos debe olvidar como adultos que para ellos es una clase más y debemos buscar que sea una clase diferente en la que por un momento logren evadirse de los problemas (reales o no) que tengan . 
El profesor no será un animador, pero debe aspirar a dar una clase en la que a través de la diversión y la participación el alumnado sea capaz de aprender, relacionarse y disfrutar del aprendizaje. 

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